María del exilio y de la cruz, María del camino

De tus pies descalzos, María,

conocen los que caminan contigo

en esta gran peregrinación-romería

que la Iglesia,

siguiendo tus pisadas,

va tras las huellas

del nazareno nacido de tu vientre.

Tú que reviviste una eterna romería

ven acompáñanos en la nuestra.

Eras apenas virgen joven

cuando Dios se encarnó en ti

y tuviste que peregrinar

desde Nazareth hasta Ain Karim

en busca de Elizabeth,

la que por vez primera

te dijo entre el temor y la alegría

«Bendita tú entre las mujeres

y bendito es el fruto de tu seno…»

Le ofreciste entonces

tu solidaria ayuda

fruto de tus pies cansados,

de tu sudor y de tu esperanza;

de tu vida que pregonó

la grandeza del Señor,

alegró tu espíritu

y anunció el resurgir de los pobres

Ya al llegar la plenitud de los tiempos,

en la víspera,

tuviste que peregrinar

de Nazareth a Belén,

para allí humanizarnos

en la ternura de la divinidad

a través del lenguaje

del DIOS-CON-NOSOTROS

( Y llegaron los primeros peregrinos,

los pastores que acariciaron a tu Hijo

y se maravillaron de ti).

María, la del exilio,

de la peregrinación a Egipto,

a esa tierra que en otros tiempos

hizo esclava a tu raza.

Fue cuando aprendiste la espiritualidad

del desierto y del silencio:

de la soledad.

Te alimentaste de esperanza

y retornaste a Nazareth.

Siempre peregrina

celebrando cada día

las andanzas de tu Hijo,

ya en la carpintería,

ya entre los maestros del Templo,

cuidadosamente conservando

en tu corazón gigante

todas las pequeñas cosas.

Tú que viviste una eterna romería

ven acompáñanos en la nuestra.

Eras entonces Madre

y en tu corazón cabían las dificultades

de los desposeídos,

de los novios de Cana

que no tuvieron suficiente vino;

de los que escuchan

la Palabra de Dios

y la ponen por obra;

de los que caminan con tu Hijo

por los lindes de Palestina.

Le acompañaste

por Galilea, Idumea,

Judea, Decápolis, Perea,

Siria, Fenicia, Samaría

y por el largo camino del Calvario

y de la resurrección.

Peregrina de la Pascua.

Peregrina de Pentecostés.

María peregrina

de la causa de la Iglesia

peregrina, en camino.

Andariega del exilio,

anticipando la llegada de tu Hijo.

Y viniste a nuestro Continente

por los caminos de Juan Diego.

Te quedaste en Tabacundo

sembrada en tierra fértil

que alimentó la esperanza de un Pueblo

que amorosamente te llamó «Mama Nati

resurgiste en el camino.

Eres peregrina,

‘compañera de caminata’

por la ruta de los que van contigo.

También haces senderos.

En la noche van

uno, dos, tres grupos,

gente que peregrina,

a algún santuario van de romería;

en la amanecida verás rostros de

cansancio

postrados reverentes

ante la imagen de María

que transparenta el corazón

del que la mira

invocando tan solo

a Dios que obra grandes cosas

en favor de los humildes y sencillos.

María que conoces los caminos

danos tu fuerza

para peregrinar contigo

por estas rutas

que tú en otro tiempo conociste

y hoy nos muestras.

María peregrina del desierto,

del exilio, del calvario,

de la resurrección y del martirio.

María ahora peregrina

del exilio y desamparo

de los pobres de la tierra

del calvario y cautiverio

de los reivindicadores de los pobres,

de la resurrección y del triunfo

que celebra la pascua de la nueva vida,

sin esclavitudes humanas,

y del martirio de los que caen

en la lucha por una tierra libre.

María peregrina de ti -entonces-

aprendió mi gente

la gran romería

que hermana y que une

en el compartir solidario

de un vaso de agua,

un sudor y un cansancio

de caminos por recorrerse

en mi patria libre-esclava.

Ruta, exilio y éxodo

de una tierra barro y sangre

que, acrecentando el escándalo

de las migraciones,

busca su ración de pan

en un mundo de opulencia.

¿Cuándo tu peregrinación terminará?

¿encontrará reposo?

un reposo que haga esperar

el despertar tierno del Espíritu Divino.

Pentecostés fue uno solo

y las andanzas toda una vida.

 

Trigo y Tierra.

 (Artículo tomado de la publicación Análisis Nº 4, de la revista de información cantonal LA ESQUINA, noviembre de 1988, “Al encuentro con Mama Nati, síntesis de la caminata peregrinación 86-87″)